El fracaso es malo

El Fracaso es Malo

El fracaso es malo
En realidad, los estudios han demostrado que el fracaso es una de las
mejores maneras de aprender. Este concepto se llama “fallo productivo” y fue
acuñado por un investigador de la Universidad de Singapur, quien realizó un
estudio con dos grupos de estudiantes en el que los maestros ayudaron al primer
grupo a encontrar las respuestas a su conjunto de problemas, mientras que el
segundo grupo no recibió ayuda, pero se les permitió colaborar entre ellos.

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El segundo grupo no respondió correctamente a ninguno de los problemas,
pero como resultado de trabajar juntos pudieron analizar diferentes enfoques y
lograron una comprensión mucho mayor. Cuando los grupos fueron comparados
en términos de lo que habían aprendido, el segundo grupo “superó
significativamente” al primero.
¿Qué nos dice esto sobre el aprendizaje?
Nos dice que simplemente mostrar a alguien la respuesta y asegurarse de
que no falle es un enorme daño para su aprendizaje. El proceso de encontrar
respuestas es lo que verdaderamente ayuda a nuestro sentido de aprendizaje.
El estudio de Singapur también identificó tres condiciones específicas que
promovieron el fracaso productivo. Primero, el fracaso es mejor cuando
promueve una sensación de desafío y compromiso versus frustración. La
frustración, por supuesto, es la sensación de que no vas a ninguna parte, por lo
que tiene que haber un sentido de progreso y logro para que el fracaso sea
productivo.
En segundo lugar, el fracaso es mejor cuando los estudiantes tienen la
oportunidad de pensar y narrar lo que están haciendo. A menudo, pensar en voz
alta conduce a soluciones que no habrían aparecido de otra manera.
En tercer lugar, el fracaso es mejor cuando los estudiantes tienen la
oportunidad de comparar las soluciones que funcionan con las soluciones que no
funcionan. De esta forma reconoces las banderas rojas del fracaso y ganas
intuición cuando algo parece bien o mal.
Recuerda el viejo dicho “Da a un hombre un pez y comerá por un día, pero
enséñale a pescar y comerá toda su vida.” Permite que el fracaso sea parte de tu
arsenal de herramientas para mejorar tu capacidad de aprendizaje en general.

Velocidad
Para la mayoría de las personas leer demasiado rápido puede resultar en una
reducción de la comprensión. Sin embargo, hay algunas pequeñas mejoras que
puedes hacer para incrementar continuamente la velocidad para que lo que antes
tardabas días en leer ahora lo puedas leer en solo horas.
Sub vocalizaciones
El primer consejo para aumentar tu velocidad de lectura es disminuir las
sub vocalizaciones que utilizas. Una sub vocalización es algo que probablemente
estás haciendo en este momento. Es cuando te hablas mentalmente y escuchas
las palabras que estás leyendo. Es un hábito que es prácticamente innecesario,
aunque es útil cuando deseas incrementar la comprensión.
El hecho es que tenemos la capacidad de entender y procesar las palabras
más rápido de lo que las podemos decir o escuchar. Poner fin, o al menos
disminuir tu diálogo interno mientras lees te ayudará en gran medida a
incrementar tu velocidad de lectura.
Agrupar palabras
El segundo consejo para aumentar la velocidad de lectura es la práctica de
la lectura de más de una palabra a la vez. La lectura palabra por palabra es lenta
y poco eficiente e incluso puede reducir la comprensión porque te centras en la
palabra y no la redacción del contexto o el significado del texto. Es el caso
clásico de ver los árboles y no ser capaz de ver el bosque. Te recomiendo que
comiences practicando la lectura de dos palabras a la vez. Esto requiere algo de
esfuerzo, pero cuando comienzas a hacerlo, rápidamente te das cuenta que no es
necesario leer cada palabra individualmente. Puedes pensar en las dos palabras
como una contracción. Cuando te sientas cómodo con dos palabras, puedes pasar
a tres y cuatro palabras, hasta que finalmente puedas ver una frase de diez
palabras y reducirla a dos frases de cinco palabras. Ese es el objetivo final: ser
capaz de sintetizar frases como lo harías con las palabras individuales.
Foco visual
El tercer consejo para aumentar tu velocidad de lectura es mejorar tu foco
visual. Constantemente perdemos nuestra concentración y tenemos que releer
frases e incluso párrafos enteros, porque nos distraemos con lo que está
sucediendo en otras partes. Esto es enormemente perjudicial para tu velocidad de
lectura. La forma más sencilla de mejorar tu enfoque visual consiste en usar un
marcador de posición o un puntero, tal como lápiz o incluso el dedo. Dale a tus
ojos una pauta para seguir y por donde fluir, y te van a seguir. De esta forma
mantendrás el ritmo y evitarás tener que releer.
Eficiencia
Esta técnica requiere un cambio de paradigma respecto a lo que se nos ha
enseñado sobre leer un libro. Tradicionalmente se nos ha dicho que debemos leer
los libros secuencialmente, de principio a fin, y creo que esa es la principal causa
de por qué nos desagrada tanto leer. Comenzamos a leer, nos obligamos a leer de
acuerdo a la secuencia establecida por el autor y si no encontramos lo que
necesitamos nos aburrimos, pero nos forzamos a seguir leyendo y finalmente
terminamos con una sensación de haber perdido el tiempo si es que el autor no
cumplió lo que prometió. De esta forma, la próxima vez lo pensaremos dos
veces antes de comenzar a leer otro libro.
La idea principal de la técnica que compartiré contigo es que los libros de
no ficción, los artículos e incluso las entradas de blog tienden a tener solamente
una o dos ideas principales y la mayoría de los textos tienen una sección de
“conclusión” que resume la totalidad de sus hallazgos. El resto del contenido es
por lo general estudios de casos, anécdotas, ejemplos, diferentes maneras de
plantear un concepto único y presentación de evidencias para respaldar una
afirmación.
¿De qué nos sirve saber esto?
Podemos utilizar este hecho para leer de forma extremadamente eficaz. Tu
trabajo al leer consiste en encontrar esas grandes ideas y tratar de eliminar el
resto. Esto significa que en realidad no necesitas leer un libro secuencialmente
de principio a fin. Sé que suena contra intuitivo, pero eso en realidad es un error
y una pérdida de tiempo si quieres aprender de manera más eficiente.
Hay tres pasos para aplicar esta técnica:
Paso 1:
El primer paso consiste en pasar tres minutos simplemente “hojeando” la
tabla de contenido, la introducción y el resumen del libro o la contraportada.
Piensa en esto como prelectura del libro, y, de hecho, en este paso podrías ser
capaz de captar las ideas fundamentales del libro.
Paso 2:
El segundo paso consiste en pasar aproximadamente siete minutos ojeando
el libro nuevamente, pero con mayor profundidad. En este paso lees los dos
primeros párrafos de cada capítulo para encontrar las grandes ideas de cada
capítulo, y las grandes piezas de evidencia que apoyan a esas ideas. Si ves que
viene una historia o anécdota, es una señal de que te debes saltar ese contenido,
ya que por lo general es sólo para ilustración. Durante este paso, también puedes
tomar nota de las secciones que leerás con más detalle en el siguiente paso.
Paso 3:
El tercer paso consiste en pasar veinte minutos leyendo secciones
específicas del libro en mayor detalle. En este punto ya debes conocer las
grandes ideas del libro, y ahora estás en busca de aclaración y de lo que cada
capítulo aporta a las grandes ideas. Examina las partes destacadas del paso
anterior y léelas con mayor detalle. A continuación, termina este paso mediante
la síntesis de lo que has leído y resúmelo en cinco puntos principales, con tres
ideas clave para cada uno (como máximo).
En este punto ya debes tener una idea muy clara del contenido del libro y
sólo te tomó treinta minutos. Si careces de claridad acerca de cierto concepto,
entonces sabes exactamente dónde buscarlo.

 

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